Desde tiempos inmemoriales,
cuando la historia no era más que un impreciso
esbozo narrado por los victoriosos, hemos existido los Bardos:
narradores, cronistas y poetas; artistas, juglares y trovadores;
tejedores de sueños que recogían mitos y leyendas,
de las canciones ancestrales, de los evanescentes sortilegios,
del arrullo del tempestuoso mar o del canto de las ninfas del bosque,
para transmitirlos durante generaciones entre aquellos
que nos quisieran escuchar, sumidos en un embrujado deleite.

Y es ahora, en esta Era donde la magia se diluye
junto con la esperanza de las gentes,
cuando nuestro pulso ha de redactar con renovada pasión
y nuestra voz resonar más allá de los sueños
.

Toma asiento y escucha con atención.

Siempre habrá un cuento que narrar.

martes, 15 de diciembre de 2009

Una canción de amor, pasión... y desesperación

Llénate de mí
de aquel cuyas palabras palpitan desde sus entrañas hasta nuestros corazones, Ricardo Neftalí Reyes, distinguido a perpetuidad como Pablo Neruda:

Llénate de mí.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme. Recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien,
quiero ser tuyo, es tu hora,
Soy el que pasó saltando sobre las cosas,
el fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora de que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor una tarde.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puede ser, no puede ser, no puede ser.
Entonces gritaría, lloraría, gemiría.

No puede ser, no puede ser.
¿Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
¿Quién iba a exterminarme? ¿Qué designio, qué‚ palabra?
No puede ser, no puede ser, no puede ser.
Libértame de mí. Quiero salir de mi alma.

Porque tú eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos. Rompamos este camino juntos.
Ser‚ la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrificarme.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mío, estos nudos,
destrozando,
quemando,
arrasando
como una lava loca lo que existe,
correr fuera de m¡ mismo, perdidamente,
libre de mí, Curiosamente libre.

¡Irme,

Dios mío,
irme!


Dotar de deseo a mis palabras tras una ardiente e inacabable noche
de fanáticas interpretaciones,
de ardientes sueños
y de crepitantes despertares
tan sólo puede alcanzarse con la lírica de este demiurgo
del amor visceral y la concupiscencia despojada.

Vacío está mi pensamiento, pues atestado está mi corazón y rebosante mi deseo.
Por ti.

Neruda me honro con tu presencia, me honras con tu verso.

Un verso que te usurpo despiadadamente para entregárselo al manantial de mi sempiterno placer,
ahora y siempre.
Dedicado a ti.

Todavía late mi atizado nexo y germina la esencia
que empapa e impregna.
Dentro de ti.

Tú eres tanto para mí
como yo lo soy
Para ti .

Ojalá aprisa arribe ese día que no sean mis palabras, tus palabras o sus palabras.
Sólo seamos nosotros.
Y te colme de mí.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ansíame, agótame, viérteme, sacrificame, pídeme, recógeme, contieneme, ocúltame....
Demasiada desesperación para contenerla de alguna manera...

Cotilleando por ahí te encontre y me gusta lo que escribes así que me quedo.

Saludos.

Alma (Susurros Mortales) dijo...

Hace unos días, no recuerdo cuantos, recurrí a Neruda recuerdas, estoy segura de que si, para dedicarte un poema. Ahora tú me dedicas uno a mí y me encanta que lo hagas, además has elegido uno lleno de sentimientos que me ha gustado mucho. Aunque me gusta mucho más lo que has escrito después tu. Esas palabras me han hecho recordar de nuevo la poesía de Neruda. He elegido solo unos trocitos porque es muy largo, obviamente los que más me gustan.

Te amo...
Sin reflexionar, inconscientemente,
irresponsablemente, espontáneamente,
involuntariamente, por instinto,
por impulso, irracionalmente.

Te amo
incomprensiblemente,
sin preguntarme por qué te amo,
sin importarme por qué te amo,
sin cuestionarme por qué te amo.

Te amo
sencillamente porque te amo,
yo mismo no sé por qué te amo.

Anónimo dijo...

Hoy he tenido un guiño de ojo del tiempo, y haciéndose el cómplice me da un impás... así que recorro, y te encuentro! con una entrada que es una entrega abierta y profunda, bellamente completa por dónde se la vea.
Me quedo, para volver. Un beso.

Dama Blanca dijo...

Pablo Neruda es casi un Dios. Y digo casi, porque para mí siempre será mejor Bécquer, pero eso ya va en cada uno, ¿no?
Y me gusta el mensaje en negrita :D es muy romántico <3

Por cierto, no te dejes intimidar, en realidad yo no tengo nada que ver con ellas, son dos desfavorecidas yonkis a las que un día me encontré en la calle, invité a desayunar y... ya no pude quitarme de encima :(

PD: ¡A ver si pones algo tuyo!