Desde tiempos inmemoriales,
cuando la historia no era más que un impreciso
esbozo narrado por los victoriosos, hemos existido los Bardos:
narradores, cronistas y poetas; artistas, juglares y trovadores;
tejedores de sueños que recogían mitos y leyendas,
de las canciones ancestrales, de los evanescentes sortilegios,
del arrullo del tempestuoso mar o del canto de las ninfas del bosque,
para transmitirlos durante generaciones entre aquellos
que nos quisieran escuchar, sumidos en un embrujado deleite.

Y es ahora, en esta Era donde la magia se diluye
junto con la esperanza de las gentes,
cuando nuestro pulso ha de redactar con renovada pasión
y nuestra voz resonar más allá de los sueños
.

Toma asiento y escucha con atención.

Siempre habrá un cuento que narrar.

domingo, 24 de marzo de 2013

Soñadoras y Lunáticos




Cuenta la leyenda que en los días de plenilunio, aquellas y aquellos, soñadoras y lunáticos, que sienten una especial fascinación, una irremediable atracción por la luna llena, pierden el control y el sentido de la concentración. Se sienten mucho menos lúcidos y mucho más inquietos. 

 Pero hay una razón, una única razón que sólo conoce su corazón: desean que la luna llena sea deslumbrante y bella, que con ella no pueda rivalizar ninguna estrella, que luzca en todo su esplendor en el nocturno firmamento y que la noche se convierta en día por un momento. Así que, sin percatarse que lo hacen pero queriendo hacerlo, le regalan a la luna su esplendor, sumiéndose de esta manera en un vacilante estupor.

Por eso, y nada más que por eso, en los días de plenilunio soñadoras y lunáticos son un poco menos brillantes, tan sólo para que en la oscura noche la luna resplandezca con majestuosa grandeza.

Aunque eso implique que algunas y algunos... perdamos un poco la cabeza.

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