Tengo tus ojos mirando a hurtadillas en una esquina del pasado...
... hace años.
Tengo una estrofa cansada de versos que ni siquiera he empezado...
... ni tengo ganas.
Tengo pasiones y fuerzas gastadas, tengo un rincón que te guardo...
... por si acaso.
Tengo un jardín del edén oxidado en una caja de cartón...
... hecha pedazos.
Tengo cordura a la venta, es un saldo, y si la quieres pregunta...
... te la regalo.
Tengo los labios buscándome besos, tengo los besos buscándome...
... nuevos labios.
¿Y qué más da?
Tenga lo que tenga, ¿qué más da?
Si lo tengo todo... si no tengo nada.. si lo tengo todo...
¿Qué más da?
Tengo un millón de preguntas absurdas, que tú quisiste responder...
... para lo que sirvió.
Tengo sueños y esperanzas aún vivos, quién sabe cuándo morirán...
... ahora agonizan.
Miro hacia atrás... surco la tormenta... sólo queda arena...
No sé qué pensar, si lo tengo todo... si no tengo nada...
Tengo un jirón de mi piel enredado con un rizo de tu pelo... se han fusionado.
Tengo un litro de mi sangre esparcida por cada vena que por ti... me he cortado.
Tengo feroces inviernos brotando, tengo primaveras felices, hibernando.
Tengo un lápiz sin punta que pinta, tengo un rayo de luz... me está rayando.
Tengo locura acechando mis pasos, tengo el cerebro en un tarro... de cristal opaco.
Tengo un ojo en tu espalda tapiado, tengo otro ojo despierto...
... pero está cerrado
Tenga lo que tenga... ¿Qué más da?
Desde tiempos inmemoriales,
cuando la historia no era más que un impreciso
esbozo narrado por los victoriosos, hemos existido los Bardos:
narradores, cronistas y poetas; artistas, juglares y trovadores;
tejedores de sueños que recogían mitos y leyendas,
de las canciones ancestrales, de los evanescentes sortilegios,
del arrullo del tempestuoso mar o del canto de las ninfas del bosque,
para transmitirlos durante generaciones entre aquellos
que nos quisieran escuchar, sumidos en un embrujado deleite.
Y es ahora, en esta Era donde la magia se diluye
junto con la esperanza de las gentes,
cuando nuestro pulso ha de redactar con renovada pasión
y nuestra voz resonar más allá de los sueños.
Toma asiento y escucha con atención.
Siempre habrá un cuento que narrar.
1 comentario:
Pues tienes razón, qué más da. Hoy lo tienes y mañana solo será un recuerdo o igual ni eso. Total ¿Qué más da?
Un cálido susurro, poeta.
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