Desde tiempos inmemoriales,
cuando la historia no era más que un impreciso
esbozo narrado por los victoriosos, hemos existido los Bardos:
narradores, cronistas y poetas; artistas, juglares y trovadores;
tejedores de sueños que recogían mitos y leyendas,
de las canciones ancestrales, de los evanescentes sortilegios,
del arrullo del tempestuoso mar o del canto de las ninfas del bosque,
para transmitirlos durante generaciones entre aquellos
que nos quisieran escuchar, sumidos en un embrujado deleite.

Y es ahora, en esta Era donde la magia se diluye
junto con la esperanza de las gentes,
cuando nuestro pulso ha de redactar con renovada pasión
y nuestra voz resonar más allá de los sueños
.

Toma asiento y escucha con atención.

Siempre habrá un cuento que narrar.

jueves, 20 de octubre de 2011

Cenizas

Hubo un momento en el que fue un hombre, o algo parecido. Ahora, se confunde entre el paisaje urbano, entre los errores, las oportunidades perdidas y la multitud.

Tuvo todos los mimbres para una vida convencional. Pudo ser feliz. Ahora, todo son cenizas.



Duerme el sueño nunca vivido

en las tinieblas del olvido.

Fuma lágrimas y tabaco,

llora humo, sangre y pecados.

No sabe si alguien le ha querido

ni sabe porque sigue vivo.

La luz del día le hace daño,

desde hace siglos no se da un baño.


Y la vida se le escapa,

escuece y corta

como una navaja.

Y el whiskey, es un regalo.

Cada minuto, un nuevo milagro.


Duerme la vida nunca soñada,

olvidó lo que es una cama.

Repta entre el sol y el asfalto,

no le importa a quién le de asco.

Sus ojos son dos mares de nada,

ha olvidado si tuvo alma.

Bebe litros de gasolina,

fuego que le quema la vida.


Y el cielo queda ya tan lejos

no se reconoce ya ni en el espejo.

Y el infierno queda tan cerca,

sus demonios siempre le acechan.


Todo son cenizas, cenizas, cenizas…

Todo son cenizas, cenizas…


En su vieja fotografía

hay rostros de cuando aún vivía,

La arruga y aprieta contra el pecho,

sangran sus costras y lo recuerdos

que aún permanecen en su mente,

mañana puede ser diferente.

Cenizas de los sueños perdidos,

del hombre que pudo haber sido.


Y en su espalda, hay mil puñales,

mil traiciones, mil alacranes.

Y el olvido, sabe tan dulce,

la noche ya, casi le cubre.


Todo son cenizas, cenizas, cenizas….

Todo son cenizas, cenizas…

Todo son escombros, todo son cenizas…

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