Tuvo todos los mimbres para una vida convencional. Pudo ser feliz. Ahora, todo son cenizas.
Duerme el sueño nunca vivido
en las tinieblas del olvido.
Fuma lágrimas y tabaco,
llora humo, sangre y pecados.
No sabe si alguien le ha querido
ni sabe porque sigue vivo.
La luz del día le hace daño,
desde hace siglos no se da un baño.
Y la vida se le escapa,
escuece y corta
como una navaja.
Y el whiskey, es un regalo.
Cada minuto, un nuevo milagro.
Duerme la vida nunca soñada,
olvidó lo que es una cama.
Repta entre el sol y el asfalto,
no le importa a quién le de asco.
Sus ojos son dos mares de nada,
ha olvidado si tuvo alma.
Bebe litros de gasolina,
fuego que le quema la vida.
Y el cielo queda ya tan lejos
no se reconoce ya ni en el espejo.
Y el infierno queda tan cerca,
sus demonios siempre le acechan.
Todo son cenizas, cenizas, cenizas…
Todo son cenizas, cenizas…
En su vieja fotografía
hay rostros de cuando aún vivía,
La arruga y aprieta contra el pecho,
sangran sus costras y lo recuerdos
que aún permanecen en su mente,
mañana puede ser diferente.
Cenizas de los sueños perdidos,
del hombre que pudo haber sido.
Y en su espalda, hay mil puñales,
mil traiciones, mil alacranes.
Y el olvido, sabe tan dulce,
la noche ya, casi le cubre.
Todo son cenizas, cenizas, cenizas….
Todo son cenizas, cenizas…
Todo son escombros, todo son cenizas…
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