¿Qué extraña oscuridad es ésta que me
invade y me rodea como si yo necesitase de su abrazo?. ¿Qué marchita tierra es
ésta que piso y me aferra para impedir mi vuelo?. ¿Qué negro sol es el que me
observa desde lo alto, privando a mis ojos del fulgor radiante?.
No sé donde estoy ni de dónde vengo,
pero no ignoro a donde voy, pues detrás de le mustia arboleda me espera el
olvido. No hay aves, ni grillos que den
música a la oscuridad. No hay brisa que den vida a los ramajes que me apuntan
como dedos acusadores.
No hay nadie, ni una sombra que me
acompañe en la aventura, sólo yo. Cierros los ojos evoco un alarido que se
pierde incluso antes de abandonar mi cuerpo. No respiro, no hay nada que
respirar. Me derrumbo, sobre la tierra, pero sin lágrimas. El silencio me ensordece, me
machaca el alma, me enloquece. Mis manos rígidas cubren mi rostro,
presionándolo hasta hundir las uñas en la carne que se desgarra. No hay dolor,
no hay sangre, no hay calor ni color.
Me alzo como una nube de polvo, como
un fénix de sus cenizas, pero sin fuego ni pasión. Avanzo, taciturno pero
seguro. Los arboles me abren paso me arrullan, me invitan, me aceptan.
Me esperaban.
1 comentario:
Es incertidumbre en la muchedumbre.
Les invito a mi blog! :)
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