La memoria agoniza, se desliza,
lenta y fría.
Las conciencias se derriten, polvo y
viento, melancolía.
Los castillos se derrumban, sus
paredes son mantequilla.
Los inviernos lloran mares, rompen huesos, hielo y sangre.
Las miradas, estremecen, ojos
muertos, sin pupilas.
Los abrazos, se deshacen,
maleables, de plastilina.
Las verdades, siegan lenguas, nunca
nacen, son mentiras.
Todo cansa, todo agota,
irrefrenable, nace la chispa.
De repente surge el fuego, y ya no
importa más el miedo.
Y por mis venas llueve rabia,
adrenalina, fuego y vida
Y soy libre, y soy eterno, y mi
llama es como acero.
La tristeza es un engaño, siempre
que tengamos fuego.
¡Fuego, fuego, fuego, quema el
cielo!
¡Fuego, fuego, fuego, quema el
cielo!
La tristeza es un engaño siempre
que tengamos fuego.
Siempre tengo vida, siempre tengo
fuego.
¡Fuego, fuego, fuego, quema el
cielo!
¡Fuego, fuego, fuego, quema el
cielo!
Destruyo el infierno, yo tengo más
fuego.
El secreto es estar despierto, si
te rindes estás muerto.
Funde lo que temes, quémalo con
fuego.