Ya son las seis de la mañana,
El reloj te escupe minutos.
No has conseguido dormir nada,
Tu cordura sigue de luto.
Tu almohada sigue empapada,
Y tú sigues cansado y confuso,
Es el final de la escapada,
Y la voz te grita un susurro.
Palabras que te vuelven a hacer sentir bien,
Que lo vuelven todo del revés.
Una colmena repleta de miel.
Y tú eres una abeja.
Estás en la estacada
Surcas el vacío entre tinieblas,
La voz es afilada,
Corta de un tajo todos tus problemas,
Es aterciopelada,
Una mentira tras otra mentira,
Es como una avalancha,
Tan pronto como empieza termina.
Cuando piensas que empiezas a comprender,
Que hay mucho más de lo que ves,
Quizás pienses que aún puedes vencer.
Quizá no sea tarde.
Despierta,
Quizás estés a tiempo.
Quizás puedas elegir.
¿Qué quieres escuchar?
Una voz que te inunde el corazón, y susurre que todo va a ir mejor,
O una voz que te rompa el corazón, y te grite: ¡nada puede ir peor!
En el fondo de tu alma,
La mentira es comodidad,
La voz es como escarcha,
Que congela tu realidad.
Pero es que al congelarla,
Toda tu vida es un espejismo,
Al filo de la navaja,
En un instante todo son añicos.
Un mosaico con piezas sin determinar,
Las olvidas, entre la bruma.
¿Cómo distingues lo falso de lo real?
¡Si es imposible!
Piensas que has escapado,
Que has conseguido ver lo invisible,
Estás equivocado.
Porque otra vez es la voz que te dice.
Una solución ficticia,
Tu mente será una llanura vacía,
Si sigues escuchando
La dulce voz de la mentira.
Todos mienten, nadie se dice la verdad,
En el fondo, sólo eres uno más.
Atrapado, siempre en la eterna espiral.
¿Qué es lo que quieres?
Una voz que te inunde el corazón, y susurre: todo va a ir mejor,
O una voz que te rompa el corazón, y te grite: ¡nada puede ir peor!
Una voz que te inunde el corazón, y susurre que todo va a ir mejor,
O una voz que te rompa el corazón, y te grite: ¡nada puede ir peor!
Una mentira dulce en tu paladar o la tristeza amarga de la realidad.
La cobardía de volverse a engañar, o mirar a los ojos a la verdad.
Una voz que te inunde el corazón, y te susurre: todo va a ir mejor,
O una voz que te rompa el corazón, y te grite: ¡nada puede ir peor!
Una mentira dulce en tu paladar o la tristeza amarga de la realidad.
La cobardía de volverse a engañar, o mirar a los ojos a la verdad.